Huasteca
Saludos,
"En un terreno inconfesable se encontraba Camila. No podía ni siquiera nombrarlo. Se sentía como una judía, que no pueden decir Yahvé. Para poder nombrarlo o referirse a Él es necesario escribirlo en la tierra, piso o arena y sin vocales.
Al mirar al frente veía nada. Al mirar atrás veía nada. Un cénit era lo que veía. Eso no significa que estuviera en la nada.
Camila fue sacada de ese trance con unos cuantos gramos de Adrenalina.
- Allez! Allez! respirée! - decía una voz, sin sentido para ella.
- Qué pasa? Dónde estoy? Dónde está mamá? - gritaba Camila.
- Comment tu t'appelles? - seguía diciendo el médico.
- No le entiendo, hable en español - reclamó.
- Quel âge tu as? - siguió preguntando en tono de duda.
Nuevamente volvió a entrar a esa zona que ya había estado antes. Recordaba todo. Sabía que había viajado con su madre a Francia. Estaban visitando el norte del pais y se inclinó demasiado en la orilla, resbaló y cayó por un acantilado. Las piedras no la habían rozado, pero el frío del agua la hizo entrar en hipotermia.
Veía una pequeña lampara a la derecha de su cuarto de nada. Caminó demasiado, cómo si fueran kilómetros, la distancia que parecía al alcance de la mano. Antes de alcanzar a rozar la lámpara fue interrumpida de nuevo en su visión y vió a su madre que estaba dormida a su lado sujetándole fuertemente la mano.
Al cabo de unos cuantos segundos su madre despertó. Camila pudo ver la preocupación en la cara de su madre convertirse en una cara de extasis. Pasaron los días y la recuperación de Camila fue total. Salieron del hospital, pero hubo un detalle importante, no estaban en Francia.
- Mamá, cuándo nos cambiamos de pais? - preguntó Camila.
- Cómo dices? De qué hablas? Nunca hemos salido de San Luis Potosí - contestó su madre.
- Pero entonces, quiénes eran esos médicos franceses - siguió intrigada.
- Me estas asustando. Nunca te han visto franceses. - asustada y tocándole la frente le contestó su madre.
- Pero cómo no! Las dos estábamos en la orilla, allá por Normandia, resbalé y casi muero de hipotermia.
- Creo que te estas confundiendo. Estábamos en la huasteca y sí, caiste. Te perdí 3 horas y apareciste varios kilómetros río abajo. Estabas eufórica y moviéndote lentamente, como sonámbula. Después te llevé al hospital con ayuda de unos hombres y ya lo demás lo sabes.
- Pero...era tan real...y tan innombrable."
Arriba y adelante!!!
4 comentarios:
mjm... rara experiencia.
uhh el primer comentario de este cuento raro, gracias
Orale! Que fuerte es la imaginación infantil. Me gustó el cuento, aunque me habría gustado que el final fuera más contundente, que hubiera cerrado con más fuerza. Muy buen nombre, Camila.
Saludos
Saludos, gracias.
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