domingo, febrero 25, 2007

Zapato

Saludos,

un hombre caminaba tranquilamente, dando zapateados, vigilaba su camino con los ojos y dibujaba una sonrisa a cualquiera que se cruzará en su caminar.

En la otra acera, a unas cuantas cuadras,caminaba un niño cabizbajo, con un paquete en la mano. Sacaba dulces de una pequeña bolsa de papel destraza, lo ponía en su mano libre y después de observarlo detenidamente, lo ponía en su boca y dejaba que se consumiera, que se desbaratara.

En un tiempo, el hombre cruzó la calle con la misma tranquilidad y se quedó mirando al niño. Su cara le causaba extrañeza, no era muy normal que un niño tuviera una cara triste comiendo dulces, además que los observara tanto.
Con una señal el hombre le preguntó porqué de su actitud y el niño se detuvo, viendo su radiante sonrisa. El niño le mostró su zapato y con gran indignación señaló una pequeña abertura que tenía en él.
El hombre sin dejar de sonreir, le mostró los suyos y uno de ellos estaba tan gastado que tenía hoyos por todos lados y después le hizo ver su cara de felicidad.

El niño no entendía cuál era la razón de su gusto por tener zapatos perforados o mas bien un zapato perforado. No comprendío, pero le ofreció un dulce.
El hombre lo aceptó, lo miró fijamente sin perder la sonrisa y se lo echó a la boca. Le hizo una mueca para que no se fuera, buscó en un maletín que traía, sacó una hoja, y tardó unos cuantos minutos en escribirla.
Se la dió y después de eso, se fue caminando hacia el camino que traía.

El niño, escolar que tenía conocimiento de la lectura, se fue al riachuelo de la banqueta y ahi leyó:

"Amigo, eres importante y tus zapatos no tienen importancia. Yo sé que viste los míos, uno agujereado y el otro normal. Eso tiene un significado, es un complemento. Todo en esta vida es un complemento. Tu zapato roto sólo es un detalle, pero disfruta el viento que entra a través de ese hoyito, disfruta tus dulces que son muchos. ¿Sabes qué también te puede causar felicidad? compartir esos dulces. Yo comparto mi felicidad así que espero que compartas tu felicidad o en este caso tus dulces. Eso te hará feliz."

Al terminar de leer la pequeña carta con trazos claros, volteó hacia dónde se había ido el hombre y vio a ese mismo hombre, zapatear con enjundia sus zapatos, primero el desgastado y luego, como si tratara de pisar sobre sus pasos, el no tan gastado pero sin perder en cuenta que esos pasos ya los había dado.

1 comentario:

Jos Velasco dijo...

Me gusta mucho, pero creo que de alguna forma nos merecemos que lo metas a word y le des una releída. No creo que sea tan difícil que encuentres algunos errorcillos que hubieran hecho más amena la lectura de no haber estado ahí.