sábado, enero 20, 2007

La gota

Caminaba tranquilamente por diferentes parajes. Se escurría entre el verdor de las hojas, las plumas de las aves y el mar encantado.
No se podía detener en los caminos que andaba y cuando lo hacía se juntaba con otras que tampoco se podían detener.

Tenía muchos años de vida y cada temporal se llenaba de nueva vida. Cambiaba su piel de agua. Todo lo que tocaba lo transformaba y lo seguirá transformando. Ella sola bastaba para que un paraje desolado y sin vida quedara convertido en un gesto de verdor, en una tierra humeda.

Esa gota, primeramente, iba de un lado a otro en los altos parajes de las nubes. Se mezclaba con otras gotas, platicaba, chocaba, robaba agua y era robada. Su vida era feliz y sabía que formaría una pandilla y caería a la tierra.
Al cabo de unos instantes de estar saltando de nube en nube y quedar aprisionada entre millones de gotas mas, formó un selecto grupo y decidieron caer y apisonar la gran tierra que tenían a sus abultados pechos.

Al ir cayendo veía como unas gotas se disgregaban al no soportar el viento y la presión sobre sus pancitas. Conocía ese dolor, ya lo había enfrentado muchas veces. Pero iba decidida a que nada la dañara y llegar a pegarle a la dura tierra, lograr su cometido. Quería dar vida.

Segundos antes de caer veía trozos de sus compañeras mas arriba de ella, pero ella seguía intacta. Al tocar la cálida tierra sintió como tomaba pedazos de tierra y los remojaba momentaneamente. Sentía como se dividía en pedazos y era absorbida y a la vez absorbía o mejor dicho tomaba pedazos de lo que tocaba.
Al irse filtrando mas y mas hondo pudo ver a lo lejos una pequeña semilla. Su objetivo era ese. Tocar la semilla. Siguío arrastrándose por entre la tierra, perdiendo pedazos de piel acuosa en el intento, pero finalmente toco esa semilla, la cual la tomó enteramente y se dió cuenta como algo dentro de ella vibraba y florecía.
Un concierto de movimientos había a su alrededor. Al rato de ser absorbida enteramente por la semilla (a excepción de la piel acuosa que perdió) sintió como cobraba vida esa semilla.
Su cuerpo estaba viajando en un pequeño espacio dentro de la semilla. En unos instantes que parecieron horas más gotas cayeron y bañaron la semilla y juntas hicieron que la planta creciera y así poderse evaporar como almas de nueva cuenta a juntarse, pero no sin antes haber ayudado a ese ser.

Arriba y adelante!!!

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